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01-12-2002

Informe Dunhill Records, los primeros años 1965- 1967



Iñaki Orbezua se cuela en las entrañas del sello californiano Dunhill Records y nos ofrece este fantástico, interesante y muy documentado informe sobre el sello en el que crecieron PF Sloan, The Iguanas, Shelley Fabares o The Grass Roots.

Iñaki Orbezua se cuela en las entrañas del sello californiano Dunhill Records y nos ofrece este fantástico, interesante y muy documentado informe sobre el sello en el que crecieron PF Sloan, The Iguanas, Shelley Fabares o The Grass Roots.

Durante un corto, pero fructífero, muy fructífero, período de tiempo Dunhill Records fue algo más que una compañía de discos, como rezaba su eslogan promocional. En unos cuantos meses levantaron los cimientos y dieron perfecta forma a un edificio sonoro que dejaría una indeleble huella y sería tan fiel testigo de una época realmente dorada de la música Pop.

Nos referimos al sonido folk rock, la perfecta simbiosis entre las sonoridades acústicas y austeras (digamos, Dylan), mezcladas con los nuevos sonidos provenientes, sobre todo, de los grupos británicos que por entonces invadían los Estados Unidos (digamos, The Beatles), y que ya había tenido su primer número uno con la versión del “Mr. Tambourine Man” de Dylan, a cargo de The Byrds en el verano de 1965.

Dunhill Records nació precisamente en 1965, en la ciudad de Los Angeles, fruto de la unión de tres tipos bien distintos, Lou Adler, Jay Lasker y Bobby Roberts. De los tres, Lou Adler era sin lugar a dudas la fuerza motriz, al menos en la parte puramente artística de la empresa. No en vano su experiencia en el negocio musical era muy amplia. Lou había ejercido de compositor –escribió “Baby Talk”, para Jan & Dean, y junto a Herb Alpert, “Only Sixteen” y “Wonderful World” para Sam Cooke-, manager –de entre otros, Jan & Dean, Johnny Rivers-, productor, y poseía ya su propia casa editorial, Trousdale Music Publishers, amén de una productora denominada Dunhill Productions.

Además conocía a la perfección los entresijos del funcionamiento de un casa discográfica, ya que había trabajado para los sellos Colpix y Dimension, en la Costa Este. Fue precisamente a través de su trabajo para estos sellos, especialmente Colpix, una subsidiaria del grupo Screen Gems, que Lou trabó contacto con muchos compositores, y entre ellos, con Phillip Sloan y Steve Lipkin, que más tarde cambiaría su apellido por el más conocido de Barri.

Ya juntos, formando la clásica signatura P.F. Sloan/Steve Barri, fueron el equipo estrella de Trousdale y, en consecuencia, lo serían de la incipiente Dunhill Records. Por eso la historia que a continuación nos disponemos a presentarte es tanto la de ellos mismos –Sloan y Barri-, como lo es del sello en sí.

A grandes rasgos, y tal y como aparece reflejada en las enciclopedias, los primeros dos años de discos Dunhill podrían resumirse de la siguiente forma: logran un fulgurante número 1 en todo el país –y medio mundo- en septiembre de 1965 con “Eve Of Destruction”, una composición de P.F. Sloan interpretada por Barry McGuire, y que a su vez era una de las primeras referencias del sello.

El mismo Barry pone en contacto a Lou Adler con el que sería el grupo con más éxito del sello, The Mamas And The Papas. Su meteórica ascensión, a través de singles como “California Dreamin’” (un Top 5 en 1965) y “Monday Monday” (número 1 en 1966), consolida la posición de Dunhill como una compañía señera e innovadora dentro del efervescente mundillo musical de la época. El siguiente gran éxito de la discográfica viene de la mano de un grupo fantasma, The Grass Roots. Cuando el éxito masivo les sorprende, el grupo se consolida definitivamente como una entidad real, y acabará cosechando una retahíla de éxitos hasta bien entrados los 70.

Sin embargo, apenas dos años después de su nacimiento, Dunhill perdió la distintiva identidad que sus primeros artistas le habían proporcionado: The Mamas & The Papas se habían separado, P.F. Sloan y Barry McGuire acabaron defenestrados y condenados al ostracismo, hasta Lou Adler abandonó tempranamente el barco cuando vendió su parte en la compañía a la distribuidora ABC/Paramount, para formar un nuevo sello en 1967, Ode Records.

Después, con el final de la década, Dunhill seguirá disfrutando de las mieles del éxito de la mano de grupos como Steppenwolf, Three Dog Night, Smith o solistas como Richard Harris, Thelma Houston o Emitt Rhodes. Pero el “sonido Dunhill” que caracterizó los primeros pasos del sello había desaparecido ya por completo.

El objetivo de este artículo, en definitiva, es profundizar en los dos primeros años de vida del sello, el período comprendido entre mediados de 1965 y los primeros meses de 1967, haciendo un recorrido por los grupos y artistas que formaban parte de la plantilla de Dunhill Records, “no solo una compañía que hace discos, sino una compañía de discos”.

PRIMEROS ESCARCEOS: GRUPOS DE CHICAS, LA LOCURA SURF y OTROS SONIDOS

Ciertamente no podemos decir que Dunhill desarrollase a través de diversos lanzamientos el sonido característico de los grupos de chicas, sin embargo dos gloriosas excepciones de este sonido se colaron entre las primerísimas referencias del sello. SHELLEY FABARES se había casado con Lou Adler en 1964, así que éste no tuvo el menor problema en ficharla para su nuevo sello. Shelley comenzó su carrera en el mundo del show-biz a muy temprana edad, interviniendo en diversas películas a lo largo de los años 50. En 1958 le ofrecen un papel en la comedia de situación The Donna Reed Show, obteniendo tal éxito que la discográfica Colpix le ofreció un contrato. Con ellos tuvo un fulgurante número 1 con “Johnny Angel”, sin duda alguna uno de sus temas más recordados.

Para Colpix grabó más sencillos y hasta un par de LP’s, pero el éxito de “Johnny Angel” no se repitió. Después de su paso por otra discográfica, Vee-Jay, donde no logró ningún nuevo hit, Fabares pasó al nuevo sello que acababa de fundar su marido, Dunhill Records. En mayo de 1965 aparece su primer sencillo, “My Prayer/Pretty Please” (D-4001), la primera referencia de Dunhill Records comprendía el clásico de los Platters, y en la cara B “Pretty Please” un tema escrito por el tandem Sloan/Barri, como casi todo lo que comprende esta primera época del sello que en este artículo trataremos.

El sencillo no logró la repercusión comercial deseada pero, pese a ello, un año y medio más tarde, en octubre de 1966, vuelven a utilizar el tema “Pretty Please”, de nuevo como cara B, junto otra composición de Sloan/Barri, “See Ya ‘round On The Rebound” (D-4041), en otro sencillo para Shelley. Otra fenomenal canción, de melodía irresistible, con una acertadísima producción, continuadora en el mejor de los sentidos del sonido de grupos de chicas. Un tema que también grabaría Sandy Posey, y que sin duda inspiró a nuestro héroe Ben Vaughn –gran fan de P.F. Sloan- a la hora de componer “On The Rebound”, tema incluido en su LP de 1987 “Beautiful Thing”.

Después de su paso por Dunhill, Shelley Fabares volvió al mundo del cine (la podemos ver junto a los Herman’s Hermits en su película “Hold On” –cuyo tema principal homónimo también fue escrito por Sloan/Barri- o junto a Elvis Presley en “Girl Happy”, entre otras), para acabar separándose de Lou Adler a finales de los 60. Desde entonces su carrera ha continuado principalmente frente a las cámaras.

Siguiendo con la historia de Dunhill Records, aún hubo un nuevo intento en el campo del sonido de grupos de chicas, con un conjunto llamado GINGER-SNAPS (en realidad, una creación de estudio). Sloan y Barri epitomizan el sonido con toda una lección de versatilidad musical (no hay que olvidar que venían del sonido surf), componiendo y produciendo las dos canciones del único single que editaron en julio de 1965, “The Sh-down-down Song (You Better Leave Him Alone)/I’ve Got Faith In Him” (D-4003). Otra joya para coleccionistas y amantes de los grupos de chicas. Pero la época dorada de este sonido ya había pasado, por lo que desde Dunhill no dudaron en orientar el sello hacia otros terrenos comercialmente más propicios.

WILLIE & THE WHEELS era uno de los muchos seudónimos utilizados por P.F.Sloan y Steve Barri para dar salida comercial a su ingente creatividad. Recordemos que en 1964 habían editado el disco “Tell ‘Em I’m Surfin’” como The Fantastic Baggys, para el sello Imperial, aunque auspiciado por la productora de Lou Adler, Dunhill Productions. En el LP de los Baggys –uno de los grandes clásicos del género, por otro lado-, aparecía un tema titulado “Surfin’ Craze” que hablaba de la moda surf que arrasaba por entonces en los Estados Unidos.

Por si el skateboarding constituyese la próxima locura juvenil, Sloan y Barri decidieron darle la vuelta a su viejo tema y reconvertirlo en “Skateboard Craze”. Bajo un nuevo seudónimo, Willie & The Wheels, Dunhill publica en mayo de 1965 el sencillo “Do What You Did/Skateboard Craze” (D-4002). Musicalmente un auténtico caramelo, pero que por lo que parece muy poca gente llegó a degustar, ya que el sencillo desapareció sin dejar apenas rastro. ¡Aunque la moda del monopatín sí que causó furor!

Curiosamente, la primera referencia en LP del sello Dunhill fue un disco de música surf atribuido a una entidad denominada RINCON SURFSIDE BAND (DS-50001). Se trata, como no podía ser menos, de los propios Sloan y Barri, junto al más selecto grupo de músicos de sesión de Los Angeles (la famosa “Wrecking Crew” en pleno: Hal Blaine, Joe Osborne, Tommy Tedesco, Bill Pittman, Al DeLory…), realizando versiones instrumentales de temas de los Beach Boys y de Jan & Dean.

Si bien no pudieron resistir la tentación de incluir un tema propio, el ya conocido “Skateboard Craze”, aunque en versión karaoke, dadas las exigencias del guión. Las letras de las canciones se reproducían en la contraportada del LP original. El disco es una pequeña joya, y está reconocido como uno de los grandes discos del género. Además el propio P.F. Sloan se encargaba en la mayoría de las ocasiones de las partes principales de guitarra, lo que ciertamente supuso un reconocimiento a sus habilidades no sólo como compositor o productor, sino también como intérprete.

Y hablando de la “Wrecking Crew”, su más conocido representante, el excelso percusionista HAL BLAINE tuvo también su momento de fama o, por lo menos, la oportunidad de ejercer de solista, de “front man”, merced a una serie de LP’s en solitario que Dunhill Records tuvo a bien editarle. A fin de cuentas, Hal toca la batería en la práctica totalidad de discos editados por Dunhill en esta época. En total fueron tres LP’s los publicados, todos ellos instrumentales, que si bien no constituyen, como era de esperar, muestras puras de sonido folk-rock, sí que son sano un divertimento al servicio del lucimiento del señor Blaine.

El primero de estos discos, titulado “Drums! Drums! A Go Go” (DS-50002, 1966), está producido por P.F. Sloan y Steve Barri, quienes además le ceden algún tema original ad hoc, como “Midnight At Pink’s” (un famoso puesto de hamburguesas y perritos calientes, situado en Hollywood, donde se dice que Phil Spector llevaba a sus músicos de celebración después de conseguir un nuevo éxito), y el que daba título a la colección “Drums! Drums! A Go Go”. El resto de temas no eran sino éxitos del momento (“Wooly Bully”, “Money”, “Rumble”, “California Sun”…), convenientemente remozados, eso sí, con sabores reminiscentes de la música surf y hot-rod. Después, ya sin la participación de P.F. Sloan, Hal Blaine editaría otros dos LP’s de elocuentes títulos, “Psychedelic Percusión” (DS-50019, 1967) y “Have Fun!! Play Drums!!” (DS-50035, 1968).

LOS GRUPOS

En estos primeros dos años de actividad de Dunhill Records los dos grandes grupos que despuntaron fueron sin duda alguna The Mamas & The Papas y The Grass Roots, auténticos clásicos hoy en día del mejor pop americano. Sin embargo, hubo otros conjuntos menos afortunados comercialmente pero que consiguieron editar un ramillete de canciones realmente encomiables. Es el caso de The Thomas Group y The Iguanas, dos conjuntos que dejaron su pequeño legado exclusivamente en formato siete pulgadas, y que pasamos a tratar a continuación.

Al igual que otros combos de la época (como Gary Lewis & The Playboys o Dino, Desy & Billy)THE THOMAS GROUP se formó alrededor de el más joven, Tony, de los 3 hijos de Danny Thomas, un ilustre personaje del “show business” americano, que participó en series tan famosas, sobre todo al otro lado del Atlántico, como “Make Room For Daddy” o “The Dick Van Dyke Show”. Entre sus amistades se podían citar a Bob Hope, Geoge Burns, Frank Sinatra o Sid Caesar. Un pez gordo, vaya.

Si nos fiamos de las siempre curiosas notas que aparecían en las contraportadas de los discos de la época, donde se narraban las vicisitudes de los grupos, Tony Thomas (betería), Greg Gilford (órgano y vocalista principal), Marty Howard (guitarra solista), Robert Wallerstein (guitarra rítmica) y David Goldsmith (bajo) se conocieron en un instituto de Beverly Hills. Todos eran auténticos entusiastas del baloncesto, pero deciden formar un conjunto musical, algo mucho más molón, sin duda alguna. Dunhill los descubrió y les firma un contrato de 5 años. Todo fue así de rápido, y por eso alguien los describió como “the fastest rising rock n’ roll group” (hay que tener en cuenta que entonces los grupos que incluían a un hijo de famoso estaban de moda).

Asignados a los compositores y productores del sello, P.F.Sloan y Steve Barri, ambos quedaron impresionados con el grupo y su sonido. Era, para Sloan y Barri, una nueva oportunidad de que alguien grabase sus canciones, y así se pusieron manos a la obra. En marzo de 1966 editaron su primer single para Dunhill, “Penny Arcade/ Ordinary Girl”. Al parecer no tuvo la menor trascendencia a nivel de ventas o en las listas, pero sin duda alguna constituye uno de los mejores y más inspirados trabajos del tandem Sloan/Barri. “Penny Arcade” es la perfecta canción pop de los años 60: un estribillo irresistible, coros celestiales, optimismo desbordante… Me resulta muy difícil permanecer impasible cuando escucho esta canción. Si The Thomas Group, o cualquier otro conjunto de la época, hubieran logrado un éxito con este tema, hoy en día sería considerado todo un clásico de la época.

En el mes de mayo del ’66 editan su segundo sencillo “Autumn/Don’t Start Me Talkin’ Bout My Baby”, que según recuerda el propio Steve Barri llegó a colarse en las listas de éxitos. A raíz de ello aparecen en el mítico Ed Sullivan Show ante una audiencia estimada, como suele decirse, de 30.000.000 de espectadores (¡!), donde el propio Ed les describe como un conjunto con un “sonido rock suave y groovy”. Inician así una frenética actividad de promoción durante los siguientes meses de 1966, que les llevará a realizar varias apariciones en shows televisivos de la costa oeste y del estado de Utah, o una gira por siete estados de la Costa Este como parte del Dick Clark Tour –en estos bolos, de unos 30 minutos de duración, aparte de sus propios temas, interpretaban versiones de “Mr. Soul” de Buffalo Springfield y “Reason To Believe” de Tim Hardin-. Gusto, desde luego, no les faltaba.

Así las cosas, y esperando aun conseguir ese hit que rompiera definitivamente, en enero de 1967 editan su tercer sencillo, “I’ve Got No More To Say/Then It Begins”, compuesto y producido, nuevamente, por Sloan/Barri. El esperado éxito no llegó, aunque parece ser que el disco tuvo cierta repercusión en ciertos mercados regionales, como en tanda, estado de Nueva York. Mientras tanto todos sus componentes habían comenzado sus estudios universitarios, y parece que el interés por el grupo quedó relegado a un segundo plano.

La historia tuvo su punto y final en el mes de noviembre de 1967 con la edición de su cuarto y último sencillo para Dunhill “Is Happy This Way/Ordinary Girl”. Con P.F.Sloan ya fuera de Dunhill, Steve Barri se ocupa de la producción y elige un tema ajeno como cara a –la B era la misma que la de su primer sencillo-. La canción “Is Happy This Way” es una joya de delicados contornos, compuesta por Susan Harber, autora de esa otra preciosidad que es “Please Don’t Ever Leave Me” que interpretaron los no menos fenomenales The Cyrkle en su segundo disco “Neon” (Columbia, 1967). Supone desde luego un ligero cambio en la sonoridad del grupo, aproximándose a la de conjuntos que, como The Association, empezaban a despuntar comercialmente en esos momentos con sonoridades pop más lánguidas y evanescentes, lo que se conoció como “soft rock”. Pese a ello tampoco esta vez ocurrió nada destacable, y así terminó todo para el grupo de Thomas.

Este, por su parte, formó años más tarde junto a Susan Harris y Paul Witt la “Witt-Thomas-Harris Productions”, que con el tiempo se ha convertido en la más grande productora independiente de comedias para televisión en Estados Unidos. Desde 1971 y hasta hoy ha producido innumerables seriales. Entre los más conocidos por estas latitudes, podemos citar “Empty Nest” en 1988, “Blossom” en 1991 o “El Show de John Larroquette”. También ha producido algún que otro largometraje, como “Dead Poets Society” (El Club de los Poetas Muertos) en 1989 o “Final Analyssis” (Análisis Final) en 1992. No está nada mal para alguien que empezó como baquetero sin éxito.

Por su lado, THE IGUANAS es un grupo rodeado por el más absoluto de los misterios. Casi sabemos más de ellos por negación que por afirmación. Estos Iguanas no eran los que por la misma época capitaneaba un tal James Ostenberg, en ciernes de convertirse en Iggy Pop, ni tampoco deben confundirse con The Matadors, conjunto que frecuentemente acompañaba a Jan & Dean.

Bobby Roberts, que por entonces formaba parte de un conjunto llamado The Dunhills, los descubrió tocando en un hotel durante unas vacaciones en Mexico. Cuando Bobby retornó a Los Angeles y decidió, junto a Jay Lasker y Lou Adler, crear el sello Dunhill en 1965, fichó a The Iguanas, convencido de que había encontrado a los nuevos Beatles (¡!). Se los trajeron hasta Los Angeles donde bajo la batuta de P.F. Sloan y Steve Barri grabaron en un periodo muy corto (una o dos semanas a lo sumo) las canciones que éstos habían compuesto para ellos.

Al parecer ninguno de los 4 miembros del grupo sabía hablar inglés, así que en lo que a la parte vocal respecta, grabaron las canciones fonéticamente. En julio de 1965 sacaron su primer single “This Is What I Was Made For/Don’t Come Runnin’ To Me” (D-4004), que también fue editado por RCA/Victor en el Reino Unido. Fue una de las primeras referencias del sello Dunhill. Y bueno, “This Is What I Was Made For” es sencillamente una de las más hermosas canciones de amor que jamás se han escrito. La sencillez de su letra unida a la profunda y emocionante belleza de su melodía, la convierten en una de las cumbres de artísticas del Sr. Sloan, y en una de mis canciones favoritas de todos los tiempos, de esas que te cambian para siempre una vez que las has escuchado.

Aunque para mi gusto la versión definitiva la realizaría unos meses después el propio Sloan al frente de los Grass Roots, pero esto supone adelantarnos un poco en nuestra historia. Volviendo a los Iguanas, y como curiosidad, señalar que en 1988 el sello británico Big Beat publicó una versión en castellano de “This Is What I Was Made For” en el disco “Penny Arcade – Dunhill Folk Rock Vol. 2”.

La canción les fue remitida erróneamente por MCA –propietaria de todo el catálogo Dunhill-, en vez de la versión original en inglés que había sido editada en su día, y que Big Beat había solicitado. Cuando se dieron cuenta de la equivocación era ya demasiado tarde y decidieron dejarlo estar. Por eso hoy en día resulta más fácil acceder a esta versión en castellano que a la original en inglés. Por cierto, la adaptación al castellano del texto de la canción es una auténtica preciosidad.

Dunhill por su parte editó un par de sencillos más con los Iguanas: “Michelle/Meet Me Tonight Little Girl” y “Diana/This Is What I Was Made For”, que recogían la totalidad de las grabaciones realizadas por el grupo. “Michelle” es una adaptación al castellano del clásico Lennon/McCartney, tal vez dirigido al mercado mejicano, donde sí parece que lograron cierto éxito, y “Diana” es el standard de Paul Anka.

Sloan y Barri consiguieron con ellos un sonido fresco e inmediato, con preciosas melodías vocales y chispeante instrumentación, cimentando con producciones como éstas el “sonido Dunhill” del periodo 1965-66, o lo que es lo mismo, la quintaesencia del folk rock californiano.

Fin de la primera parte.

Artículo aparecido originalmente en el # 3 (Enero 2000) del fanzine OTOÑO CHEYENNE. Remodelado, corregido y aumentado en octubre/noviembre de 2002 para Sonic Wave Magazine.


Autor: Iñaki Orbezua

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